El pasado 9 de abril se cumplió el primer centenario del nacimiento de nuestra fundadora, la Madre María de Jesús Velarde. Para ello, torreánaz se ha ido preparando a lo largo de cada uno de los meses del curso con distintas actividades programadas a fin de irnos animando para la gran fiesta.
Los alumnos han participado en un concurso de dibujo sobre la vida de nuestra Madre. Han participado por niveles y han sabido plasmar de modo muy ingenioso cómo ellos la ven y la sienten cercana. Las clases han ido decoradas con un rincón dedicado a ella, con fotos y su cronología. También el colegio se ha adornado con frases y mensajes de ella y que se han colocado en los escalones de las escaleras de cada edificio.
Muchos han sido los que han sentido la necesidad de escribirle una carta de agradecimiento. Tanto padres, como alumnos y profesores han hablado de su presencia en Torreánaz y han agradecido la labor y el ideario que nuestra Madre nos ha dejado y del que todos nos estamos enriqueciendo.
Y llegó el gran día 9. Lo iniciamos con una santa Misa presidida por nuestro obispo, D. Arturo Ros. Era la primera vez que nos visitaba y se fue gratamente impresionado por el cariño y la acogida que aquí le dimos, empezando por los más pequeños que lo recibían formando calle a lo largo del recorrido hasta el templo. El coro supo solemnizar con preciosos cantos la ceremonia y estuvo concelebrada por 9 sacerdotes más que nos han ido asistiendo a lo largo de nuestra historia. Las palabras del Sr. obispo nos invitaban a vivir en la verdad, a querernos de corazón y con el mismo amor de Dios. Los monaguillos supieron estar a la altura de la ceremonia con la seriedad y la dignidad que el altar y el Señor se merecen.
Un acto en el patio de reconocimiento a nuestra Madre precedió a la entrega de premios por los distintos concursos realizados a lo largo de estos meses y una estupenda convivencia festiva en los patios con juegos, bailes y un buen convivir amistoso donde reinó la alegría y la unidad entre todos. La comida de fiesta tan ricamente preparada por las Hermanas,unos en el campo, otros en los comedores, nos fue ambientando y preparando para la gran final de volley en dos grupos: la semifinal de alumnos y la gran final de profesores contra hermanas. Todos lo vivimos con muchísima ilusión y emoción, animando indistintamente a unos y a otros, pero deseando siempre que las ganadoras fueran las Hermanas como así fue.
Gracias a todos los que habéis puesto vuestro granito de arena para que este día nos dejase ese buen sabor de boca con el que nos hemos quedado.
Gracias a Dios por habernos dado a nuestra M. Mª de Jesús y porque ella pensó en Torreánaz como el lugar para nuestra formación y crecimiento. Que el Señor le recompense, Madre, tanto bien como a través de Ud. recibimos y seguiremos recibiendo. Nosotros la seguimos encomendando y recordando con gran cariño.